Nacientes
De la exquisita piel
labrada por la sazón del tiempo
ayer hablaba...
El sinuoso camino
que se recorre para madurar
de suave a firme.
La bebida fermentada
en los muslos de la lucidez
surge con pensarlo.
Pero existe,
ardiendo hasta el hueso,
el fruto desgajado...
Aquel que incauto,
se ha arrancado a la infancia
y gime en silencio.
Piel sin flores
que pisoteada esconde la mirada,
anudando la mañana.
Débil grito exhala,
liberarla del profanador adulto,
es quizá la esperanza.
Y brotará un silencio
con años de paz prometida,
para cosechar un alma.
Zaz
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