lunes, enero 23, 2006

Nacientes




De la exquisita piel
labrada por la sazón del tiempo
ayer hablaba...

El sinuoso camino
que se recorre para madurar
de suave a firme.

La bebida fermentada
en los muslos de la lucidez
surge con pensarlo.

Pero existe,
ardiendo hasta el hueso,
el fruto desgajado...

Aquel que incauto,
se ha arrancado a la infancia
y gime en silencio.

Piel sin flores
que pisoteada esconde la mirada,
anudando la mañana.

Débil grito exhala,
liberarla del profanador adulto,
es quizá la esperanza.

Y brotará un silencio
con años de paz prometida,
para cosechar un alma.




Zaz